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tequila_ron · Posted: Mon Oct 15, 2007 11:33 pm Post subject:

Las vueltas que da la vida: supongo, presumo, sospecho e imagino que Roberto Madrazo no es, digamos, el tipo más honesto de Estados Unidos (Mexicanos) o, por lo menos, que es algo mentirosillo. Lo dicen sus condiscípulos, sus antiguos socios, algunos de sus compañeros y, desde luego, sus rivales. Muy bien. No tiene sentido, sin embargo, imaginar siquiera que le pasó por la cabeza un montaje tan burdo e infantil como la presunta trampa en el maratón de Berlín.

Digo, el hombre ha participado en cantidad de competiciones deportivas, las ha terminado y, sobre todo —si vamos a adentrarnos en el espinoso asunto de las estafas— tiene una gran experiencia en el armado de toda suerte de confabulaciones que, ésas sí, han llegado a buen puerto. Madrazo es un político avezado, un personaje curtido en mil batallas. Y, encima, exitoso hasta que le pasó por encima la aplanadora de la voluntad popular en las pasadas elecciones. No es creíble, por lo tanto, que arriesgara su prestigio en algo que, por si fuera poco, es una afición personalísima, desinteresada y puramente placentera.

Veamos, además, las circunstancias particulares de este maratón: se trata de una de las competiciones más fáciles de todo el circuito en el sentido de que se corre sobre un terreno muy plano. No es una casualidad que se haya roto allí el récord del mundo. Un conocido mío, interesado en estar en el maratón de Boston (que, entre todos, es el único en el que se exigen ciertas marcas mínimas para poder participar las diferentes categorías), fue a correr a Berlín para, justamente, lograr un tiempo bueno y ser admitido en la carrera de Massachusetts. Pero, sobre todo, a cada uno de los competidores se les dio, como siempre, un kit con el chip de control, diferentes artículos y un plano detallado donde hasta el más inocente de los niños podía advertir la ubicación de los puntos de vigilancia que todos los participantes debían de traspasar. ¿Es lógico pensar que, en tales condiciones, a Madrazo se le podía ocurrir hacer trampa?

Podemos, por el contrario, conjeturar sobre situaciones mucho más probables. La más plausible de ellas sería que nuestro personaje, con una lesión muy abiertamente declarada por él mismo (uno de los corredores que lo acompañan y que, a su vez, se entrena habitualmente en el trazado de El Sope en el bosque de Chapultepec del DeFectuoso, le contó a una amiga mía —aparte de no creer en lo absoluto que pudiera cometer una engañifa tan tosca— que Madrazo admitía no estar bien físicamente), decidiera abandonar la carrera por ahí del kilómetro 20 y, habiendo recorrido luego el escaso kilómetro que lo separaba de la continuación de un circuito que tenía la forma de un ocho, decidiera simplemente, recuperado y con bríos renovados, volverse a meter, creo, a la altura del kilómetro 35. Así, nada más, sin pensárselo dos veces. Justamente por ello es que hubiera llegado a la meta con la chamarra puesta en vez de sudoroso y exhausto. Su celebración es ciertamente sospechosa pero la gente hace a veces cosas sin pensar que puedan tener consecuencias tremendísimas.

De la misma manera, en su condición de ciudadano perfectamente particular, no se le ocurrió que debía ir a aclarar las cosas con los organizadores (error que ha terminado por pagar muy caro) y, supongo, no se enteró que figuraba en la lista oficial como ganador de su categoría, un logro que las autoridades del maratón mantuvieron por efímeros minutos antes de borrarlo al constatar que no había pasado por todos los puestos de control.

Todo esto es perfectamente creíble. De hecho, mucho más probable que la teoría de la trampa. Pero, se desató una furiosa campaña de linchamiento en la que hasta un diario de Boston lo calificó de Mistery Marathon Man o algo así. Y vaya que le pegamos duro al hombre. Tal vez se lo merece. Pero no por estos pecados. Las cosas son lo que son. O, más bien, hay que decir las cosas como son.

Si creyera yo en la justicia terrenal —o sea, si no supiera de un Josip Stalin llegado plácidamente a viejo en medio de honores y reconocimientos— pensaría que el episodio de Madrazo significa alguna forma de expiación de maldades pasadas. Pero no. Es una mera casualidad. Eso sí, las vueltas que da la vida.

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